domingo, 20 de diciembre de 2009

2009 Chin Chin 2010



En estos días escuchamos a menudo la famosa frase: ¡Que rápido pasó este año! El año no pasa rápido, lo más probable es que sea rápido. De todas maneras el tiempo es una ilusión y las horas, los días, los meses y los años existen para ordenarnos.

Este año, en lugar de hacer los típicos balances que enumeran lo que hicimos, lo que no hicimos, lo que nos propusimos y no logramos, en lugar de hacer una extensa lista para el 2010 con lo que desearía que ocurriese, pensé en sólo preguntarme si Soy Feliz.
Despues de todo, por más balance que hagamos, si no respondemos a esto, será inútil todo lo que pensemos hacer en adelante.

Mi respuesta ya la conocen, y es motivo más que placentero para levantar la copa y recibir el nuevo año con esa dicha.

Les deseo a todos que cuando levanten sus copas puedan sentir lo mismo. Y si no es así, es un buen deseo que podemos pedir y empezar a transformar el 2010 de cada uno.

Chin Chin ... ¡FELICIDADES!


jueves, 10 de diciembre de 2009

martes, 1 de diciembre de 2009

El Destino

Sinopsis del film SERENDIPITY: Invierno de 1990. En medio de la movida de las compras navideñas, dos desconocidos empiezan a charlar para evadirse de los problemas que tienen con sus respectivas parejas. Se llaman Jonathan (John Cusack) y Sara (Kate Beckinsale), pero deciden no revelarse sus nombres para que todo sea más interesante.

Cuando la cita está a punto de llegar a su fin, Jonathan propone intercambiar sus números de teléfono, porque está claro que se atraen el uno al otro. Pero Sara propone una prueba más dura para saber si realmente se atraen: no hacer nada. Si están predestinados, volverán a encontrarse en el futuro.

¿Hay algo llamado destino en el amor?
¿Esa única persona que está esperando ahí por nosotros? ¿O hay muchas, una para cada momento de la vida?


lunes, 23 de noviembre de 2009

El consumo de la utopía romántica

El libro ¨El consumo de la utopía romántica¨es un estudio sociológico sobre el amor y el matrimonio en nuestros díficiles e incrédulos tiempos actuales. Fue realizado en 1992 y recién ahora se publica en la Argentina. La autora Eva Illouz nos habla de un amor en el capitalismo del primer Clinton, teniendo como modelo urbano al yuppie y, lo que es más importante, sin contar con el impacto avasallador de la web.

Se hace las preguntas correctas y las responde con creatividad:

¿Por qué prevalece más la imagen de una pareja caminando de la mano por la playa que la de un hombre y una mujer mirando televisión tranquilos?
¿Por qué la mayoría de la gente recuerda mejor los amoríos breves e intensos que las relaciones paulatinas?
¿Por qué se asocia más la idea de intimidad y romance con una conversación larga que con una salida juntos?
¿Hasta qué punto nuestros momentos románticos están determinados por la representación del amor en el cine y en la televisión?
¿En qué medida un paseo bajo la luz de la luna es un momento de romance perfecto o simplemente una simulación de lo ideal visto una y otra vez en las pantallas?


La autora demuestra que es posible estudiar al amor desde la sociología de la cultura. Lo toma como un caso ejemplar para analizar las reglas del capitalismo, su relación con el consumo, la producción y la utopía.

Aunque el amor es irracional, gratuito y privado y se escapa de las cataegorías de racionalidad, lucro, utilitarismo y publicidad propias del capitalismo, es un elemento central, incuestionable y paradójico de nuestra cultura.

Pero ... ¿de qué tipo de amor habla?. Eva caracteriza la relación de citas, expectativas y sueños entre un hombre y una mujer en vista de formar una pareja.
Sí, el amor romántico es, al parecer, tan heterosexual como el de cualquier comedia romántica

Vale la pena hacer el ejercicio de responder las preguntas que formula y pensar que otras imágenes del amor consumimos.

martes, 10 de noviembre de 2009

El hombre promedio busca amor

Más de 50 mil varones contestaron una encuesta en Internet que los revela mucho más sensibles y enamoradizos de lo que se suele pensar.

50 mil hombres hablando de amor, sexo y otras cosas. Y nos interesa la parte del amor y el sexo. Todos y cada uno de ellos, señores británicos, australianos, norteamericanos y canadienses, respondieron el
Great Male Survey 2009 del sitio AskMen. Y los resultados son sorprendentes: parece que todo lo que es old fashion, a la renovada luz de nuestros días, vuelve a estar de moda.

Dos grandes conclusiones: en términos de relaciones, ellos emprenden un regreso hacia el romance. Esa fue la primera. Y la segunda es un clásico de todos los tiempos: se quejan de que sus mujeres no les dan suficiente sexo.

Empecemos por destrozar algunos mitos. ¿Se asustan los hombres ante la posibilidad de salir con una mujer que gana más que ellos? Se solía pensar que sí, pero el 85 por ciento de los consultados aseguró que no.
Otro: no sólo las mujeres se enfrentan a una situación complicada a la hora de decir o no la verdad acerca de con cuántos hombres se acostaron. El 51 por ciento de los muchachos también mintió alguna vez la cifra de señoritas que pasaron por sus camas.


Esto es interesante: el 60 por ciento no tendría problemas en tomar un anticonceptivo (equivalente a la píldora femenina) si existiera la posibilidad. Y más de la mitad admitió que si pudiera, haría más grande su pene...

Y los datos más esperados y divertidos: el 81 por ciento dice que le pone pilas a la dimensión romántica en una relación. El 84 por ciento busca una potencial mujer "matrimoniable" cuando empieza a salir con alguien. El 70 por ciento dice que no engañaría a su mujer, pero el 13 admite que no está del todo satisfecho con su vida sexual. Con todo, el 60 por ciento no le cuenta sus fantasías sexuales a su pareja (esto no esta bueno!!! a charlar y divertirse mas!!!)

Dicen que los números no mienten...


domingo, 1 de noviembre de 2009

El veraz emocional








Si una persona es estafada económicamente bien puede acudir a la justicia. Puede solicitar la inhabilitación, la quiebra, o la cárcel para el estafador, quien deberá responder con sus bienes o su libertad para compensar a la víctima por el daño causado.

Sin embargo, cuando la estafa no involucra bienes concretos, el único tribunal disponible es un balde de helado y la oreja de una amiga. No existe compensación para el dolor causado por una estafa al corazón.
La única forma de prevenir estos incidentes es abrir de forma inmediata el primer banco de datos amorosos del país, una base de consulta permanente con informes que reflejen el grado de cumplimiento y honestidad de los compromisos románticos y el comportamiento general de la persona en materia sentimental. Estos documentos serían de gran importancia a la hora de aventurarse en una relación que podrá, en el mejor de los casos, hacernos parcialmente felices, y en el peor, arruinarnos la vida.

Ante todo, el informe debe incluir el estado sentimental actualizado de la persona, incluyendo edad, nombre completo, estado civil e hijos, si los tuviera. También debe haber un inventario cronológico de noviazgos, aventuras, affairs secretos, romances de verano, matrimonios, divorcios, convivencias y compromisos.
(No se aceptarán estados civiles mixtos o indefinidos, a saber: divorcios bajo el mismo techo, relaciones prontas a caducar, matrimonios simulados o prolongaciones conyugales por apariencias).
En esta sección deben estar asentadas todas las relaciones no caratuladas cuya duración haya excedido los tres meses, y en cada caso debe constar, de forma clara y comprobable, quién dejo a quien y bajo qué circunstancia. El descenlace debe estar detallado de forma eficaz y sobria, pero sin ahorrar detalles relevantes: debe constar si fue sorpresivo, si lo hicieron por teléfono, si hubo un tercero involucrado o fue de común acuerdo. Si existieran atenuantes, también deben estar detallados: subidas de peso escandalosas, infidelidades, cambios bruscos de personalización, mediocrización exagerada.

(Se caratulará como “relación seria” todo aquel vínculo que se extienda más allá del mes o que exceda las diez citas, o que –aún no cumpliendo este requisito- presente evidencia contundente de intercambio sentimental profundo, a saber: visitas a parientes políticos, frecuencia de llamados superior a cinco semanales, intercambio de regalos personales –exceptuando cosmética, textil, flores, dulces o entradas a eventos-)

En la tercera y última sección deben figurar las faltas sentimentales graves comprendidas de los dieciocho y setenta y cinco años de edad, a saber: ser infiel, jurar amor en vano, crear falsas expectativas amorosas, evasión del compromiso sentimental/marital/de convivencia, confusión y demanda de “un tiempo”. (Toda persona menor a 18 años o mayor a 75 se considera inimputable en el área sentimental).
Dentro de los servicios premium, se debería ofrecer también el “certified sex feedback”, que consiste en un efectivo sistema de callbacks al azar realizados por la empresa para testimoniar el desempeño sexual de la persona en cuestión. Sería imprescindible que el investigado pueda certificar la autenticidad de esa opinión configurando en su perfil una clave de seguridad o pregunta personal que involucre la descripción de alguna marca personal en el cuerpo (lunares, cicatrices y otras particularidades).

También se podría acceder al servicio “Alerta Veraz” y recibir en su casilla de mail todas las actualizaciones de los perfiles románticos de tu interés y saber –antes que las demás- si un hombre está disponible luego de haber cortado con la novia, si nos están engañando con otra o si ese bendito divorcio nunca comenzó.

Aquellos que incurrieran en una falta grave serían inhabilitados por 5 años para fundar lazos amorosos. Quienes decidieran encarar una relación con una persona que haya incumplido sus compromisos románticos en reiteradas ocasiones pueden hacerlo bajo su absoluta responsabilidad, quedando sus amigos y familiares libres de todo compromiso de contención y padecimiento si posteriormente hubiera incidentes.

martes, 27 de octubre de 2009

El sindrome del hombre objeto

Una fábula muy antigua -y algo remanida, a esta altura- cuenta que, en un edificio de cinco pisos, se vendían maridos. El primer piso tenía un cartel que decía “aquí hay maridos trabajadores”. Todas las mujeres subían al segundo piso inmediatamente, para encontrar un cartel que indicaba que se vendía “maridos trabajadores y guapos”. Excitadas con la perspectiva, todas corrían al tercer piso, donde el cartel prometía “maridos trabajadores, guapos y buenos en la cama”. Obviamente, todas subían al cuarto piso, donde el cartel promocionaba “maridos trabajadores, guapos, buenos en la cama y que ayudan con las tareas del hogar”.


El quinto piso estaba vacío.


Un cartel dictaminaba: “aquí no hay maridos… este piso sólo fue construído para demostrar que, a las mujeres, no hay poronga que les venga bien”.


Pero cuenta también esta fábula que, al otro lado de la calle, un edificio exactamente igual vendía esposas. El cartel del primer piso decía: “aquí hay esposas a las que les gusta el sexo”. El del segundo piso decía: “aquí hay esposas a las que les gusta el sexo y no rompen las pelotas”.


Nadie supo jamás qué había en los tres pisos restantes.


Históricamente, el “objeto sexual” ha sido siempre la mujer. La que es “usada”, como si fuera una cosa, para satisfacer los deseos, “los más sublimes y los más perversos”, como diría el Rey Enrique VI, siempre fue la dama.


Sin embargo, los tiempos han cambiado y las chicas modernas hablan de tener “chongos”, “amigos con privilegios” y toda clase de partenaires para exclusivo uso carnal y sin compromiso de compra. Ahora el objeto sexual son los hombres.


Como decían las Viuda e Hijas de Rocke Enroll, un hombre hoy diría “sólo nos quieren para eso”.


Desde los tiempos mas remotos y declarado por ellos, los machos de las especie siempre buscan, básicamene, dos cosas en una compañera: mucho sexo y pocas pretensiones.


La mujer que, entonces, siguiendo esta nueva tendencia, toma al macho por mero objeto sexual, no hace más que cumplir una de las fantasías más ancestrales del imaginario masculino.


Por eso, acá va la pregunta “¿Qué le pasa al caballero cuando se ve convertido en un mero instrumento de placer?”,


martes, 20 de octubre de 2009

237 razones para tener sexo

Con suerte, el siglo XXI acabará por enterrar ciertos mitos que amenazan con fosilizarse en el imaginario colectivo. Muchos crecimos, por ejemplo, sospechando que fulana llegó a gerente general porque se acostó con menganito, o que sultanita se casó con fulanito para asegurarse la beca conyugal, y de paso figurar en las páginas de sociales. Del mismo modo pretendieron convencernos de que a la hora del sexo a todos los hombres les tira más la necesidad que el placer.


Hay de todo en el supermercado global. Pero a veces las cosas son al revés.


Sin ir tan lejos, un amigo terminó con su novia de tres años y desde varios meses no tiene sexo más que consigo mismo. Dice que la abstinencia no es por falta de ofertas, sino de ánimo. Se pregunta cuándo volverá a gustarle una chica, porque que él no es de acostarse deportivamente. No encuentra razones para hacerlo, más que la necesidad y en su caso, el deseo por alguien. Pero hay más, muchos más motivos.


Un sondeo elaborado por los psicólogos de la Universidad de Texas, enumera 237 razones por las cuales hombres y mujeres hoy van a la cama. Y héte aquí el hallazgo más revolucionario de la lista: “los resultados sugieren que los hombres son más proclives a admitir que se acostaron con una mujer “para elevar el nivel social” “conseguir ascensos, aumentos de sueldos o favores” o “porque ella era famosa”.


El trabajo en el que entrevistaron a 2000 personas de entre 17 y 50 años, desmiente también el clásico “hoy no, querido, me duele la cabeza” atribuido a las mujeres. A veces, ésa excusa es el estímulo: muchas respondieron que mantienen relaciones sexuales para calmar el dolor (y es verdad que se va). Del mismo modo hay cada vez más hombres que argumentan “cansancio laboral” para evitar el contacto físico con su media naranja.


“Para dormirme después”, “para hacer sentir bien a mi pareja”, “para quemar calorías”, “para devolver un favor”, “para no tener frío”, “para lastimar a un enemigo” o “para cambiar de tema” o “para trasmitirle una vénera al ex” son algunas de las causas citadas, y publicadas en la edición de agosto de los Archivos de Conducta Sexual. Buss, autor del libro La evolución del deseo, dijo estar “sorprendido por la riqueza de la psicología sexual”.


La mejor noticia es que ambos grupos coinciden en las principales razones de prestarse o no al juego erótico. Entre ellas figuran “quise expresar mi amor a la otra persona”, “porque me sentí excitado”, “por diversión”, en ese orden.


Y... ¿cuáles son tus razones?


domingo, 4 de octubre de 2009

Instantes



"Tres deseos"
tiene como eje de su historia a Pablo y Victoria, encarnados por Birabent y Raggi respectivamente, que viajan por un fin de semana a Colonia, en el Uruguay, para festejar los 40 años de ella. Están casados desde hace ocho años y en este breve paréntesis se hará presente en forma creciente el desgaste de la relación. En medio de esa soledad, Pablo se reencontrará con Ana, interpretada por Cardinali, a la que abandonó doce años atrás.

¿En qué preciso instante el amor llega?
y ... ¿en qué preciso instante el amor se va?


domingo, 27 de septiembre de 2009

Caballero si, machista no.

Estudiaste para tener una carrera profesional, tenés un trabajo que te permite mantenerte sola, tenés tu casa, tu auto, tu ropa, tus viajes. Terminás de trabajar y vas al gimnasio o corrés 5 km por día. Vas a un curso, a teatro. Cuando te queda un día libre te repartís entre tus amigos y tu familia. Aparte, sabés cocinar, podés elegir un buen vino, hablar de política y economía…. Pero ... estás sola y cada vez más escuchás frases de este estilo: ¿Cómo es que una chica linda, independiente y agradable está sola?

Los hombres fingen buscar una mujer independiente, cuando en realidad lo que buscan es alguien que necesite de ellos para tomar decisiones, que les resalte el ego y no los opaque, ni los haga sentir inferior.

La autosuficiencia femenina es un tema tabú, que en el fondo genera más desprecio e incógnitas que admiración.“Quién se cree que es”, “feminista”, y cantidad de frases por el estilo que van desde la tímida defensa de las murallas masculinas hasta la más feroz estrategia de ataque.

Claro, que una tiene que aprender las reglas para comportarse si tiene una cita: él debe pagar no importa cuan exorbitante sea la cuenta (ojo, en las eternas contradicciones que tienen igual quieren que saques la billetera y aunque sea amagues); no debés tomar la iniciativa; no debés conocer ningún telo; debés dejar que te pase a buscar él con su auto, dejar que te maneje en la cama; tomar daikiri, vino, Baileys, no whisky o vodka puro; leer la Cosmopólitan y siempre dejarlo ser la estrella.

Hay que delimitar el impreciso contorno entre el machismo y la caballerosidad, tras la cual se defienden en cualquier batalla, porque una nos ahoga y la otra nos realza y nos encanta.

Son muy pocos aquellos hombres que se atreven a atravesar el laberinto de los prejuicios de la mano de una mujer autosuficiente al lado y encontrar la salida. Un amigo siempre me dice. “dejá de leer Nietzsche
en la playa, llevate la Para ti, y escondé el libro atrás de la revista, hacete la boluda, decí que sos empleada, poné cara de nada, y así vas a conseguir un novio”.

Los hombres quieren que los necesites, porque les cuesta entender que "la mejor pareja es la que se elige". La que comparte y no compite. Porque en palabras de ese mismo amigo que está casado con una mujer brillante: “lo que no se dan cuenta los hombres, es que con una mujer inteligente, todo es más fácil”.
Porque hay más entendimiento, menos posesión, más libertad. Porque cada uno tiene su vida independiente y "se juntan para compartir lo que quieren y no lo que deben".

Así que, en cada uno de nosotros está la decisión.
Para conseguir uno de estos hombres que tanto abundan, parece que la solución es hacerse la boluda. Engañarlos hasta que caigan. Y cuando estén muertos de amor, poner ovarios y sacar la mujer que hay en vos.

Y si no… tener todo el tiempo esos mismos ovarios para ser la mujer profesional, agradable, independiente que llegaste a ser, hasta que llegue aquel hombre de los que no abundan y por eso son tan difíciles de encontrar, que te descubra, te admire, y te quiera sin engaños por lo que de verdad sos.

(Nota extraída de http://antologiafemenina.blogspot.com/)


domingo, 20 de septiembre de 2009

El primer movimiento

La llegada de la Primavera siempre nos remite a palabras como: amor, seducción, novedad, renovación, exterior, vitalidad.
Los chinos llaman a la primavera, "Primer Movimiento".

Con ésta escena de "Before Sunrise" le damos la bienvenida!.

¡FELIZ PRIMAVERA!

domingo, 13 de septiembre de 2009

Amor: significado y significante


Infinitamente errados, todavía creemos que una "gran historia de amor" consiste en pelearse y reconciliarse,
separarse, traicionarse y perdonarse o existir de a tres.
En el fondo, creemos que el amor con todas las letras debe ser complicado o imposible, y que los hombres y mujeres que valen la pena son aquellos que nos provocan llorar.
Equivocados, nos lastimamos persiguiendo la crudeza, la pasión descontrolada, las palabras duras y el conflicto interior.


Pero la felicidad no llega hasta que comprendemos (y/o afortunadamente experimentamos) que el amor es la calma, el equilibrio y la rutina, la complicidad del tiempo, los gestos, la presencia incondicional y la memoria compartida.


Todos los días, cuando alguien cree que el amor es cualquiera de nosotros tirando ropa por la ventana o dando un portazo con resignación, otro amor se muere.

domingo, 6 de septiembre de 2009

¿Qué les pasa a los hombres?



Cuatro interrogantes claves para empezar a entender los cambios en el universo masculino.

El 38 % de las mujeres afirma que los hombres no quieren comprometerse

Las mujeres de 30 vimos nacer la píldora y empezamos a compartir la crianza de los hijos con el hombre. Ganamos nuestra plata, somos consideradas como pares de los hombres en los puestos de alto nivel del mundo corporativo y no necesitamos casarnos y tener hijos para ser respetadas socialmente.
Estamos antes un desafío enorme: cómo manejar ese poder y esa independencia sin que parezca una mala imitación del liderazgo masculino.
Las mujeres demostramos una arrogancia combativa que deja a los hombres fuera de juego o sólo como proveedores.
Si aparentamos tenerlo "todo", si el hombre no puede aportarnos nada, ellos se descolocan.
La imagen del varón superpoderoso es una ficción que quieren sostener para no sentirse menos. Los hombres no se comprometen porque necesitan ocultar su "no-poder" a través de la huida.
Históricamente ellos están programados para poder con todo y frente a esta nueva mujer que también "puede" se sienten perdidos. Lo que busca un varón a la hora de comprometerse es encontrar un espacio de intimidad. Espera recibir esa necesidad primaria, es decir, respeto y apreciación. Espera recibir, en esencia, amor. Tan simple y tan complejo como eso.

El 19 % de las mujeres sostiene que los hombres no nos contienen.
El hombre sabe contener a su manera, que no es la nuestra y menos la que muchas veces esperamos. Los hombres están educados para ganar, ser exitosos, no piensan tanto en la necesidad del grupo y ponen su foco en un objetivo concreto (ganar plata, terminar una carrera, hacer un buen negocio, cumplir su vocación). Un hombre no puede ocupar todas las posiciones en el tablero de nuestras necesidades, y probablemente, hacerle notar eso permanentemente, ese "no-poder" lo frustre, lo enoje y todo gire en un círculo vicioso de reclamo.
Las mujeres que aceptan el tipo de contención que ofrece el hombre, son las que logran mejores resultados. Puede ser más breve de lo que quisiéramos, más fría, más dura o más distante. Se podría comparar con la manera en que el hombre cuida de sus hijos cuando está sólo con ellos. (por ejemplo, una madre le pregunta a su hijo si el sueter le pica , haciendole notar que el sueter además de abrigar puede picar. En cambio el hombre cumple su objetivo: abriga al chico sin importar más).
Si uno toma lo que recibe del otro como una ayuda, le alcanza siempre. Si por el contrario, uno espera que el otro solucione sus dificultades y carencias, siempre va a sonar a poco.

Para el 27% de las mujeres, los hombre mienten.
Cuando un hombre miente u oculta información a su pareja, generalmente es porque no soporta ver el modo en que la mujer expresa su sufrimiento. La fantasía masculina por excelencia es acostarse con la mayor cantidad de mujeres posible, pero también saben que la garantía de intimidad y entrega viene estando sólo con una. La queja más común del hombre con problemas de pareja es la de no sentirse querido. Para ser amado por una sola persona siempre hay que renunciar a algo, y el que no renuncia, miente o manipula. Mentir es otra máscara de la huida masculina, una salida inconsciente a la dificultad de comprometerse hoy en día, y una manera elegante de que nadie salga herido.
Sin embargo hoy en día lo que vale es la vida real, la honestidad. En el peor de los casos, lo que puede pasar es que se descubra una mentira y tengas que decidir si separarte o perdonar.

Para el 15 % los hombres piensan a corto plazo.
Es muy común escuchar a una mujer decir: "los hombres no saben proyectar a futuro". La verdad es que ellos piensan a corto plazo en las cosas que las mujeres pensamos a largo plazo, y viceversa. En lo referente a sus carreras, su trabajo, sus hobbies, son perfectamente capaces de pensar en resultados a treinta años. Pero no necesitan de la imagen de una mujer a su lado por el resto de la vida. No es que ellos piensen en el futuro con "otra", sino que simplemente no piensan en su futuro amoroso. Por otra parte, el hombre no tiene la limitación biológica que sí corre para las mujeres a la hora de tener hijos. Para ellos no es necesario tenerlo a los treinta, pueden perfectamente "sentar cabeza" a los 50.
La mujer que quiere ser madre se pone muchas veces en lugar de "cazadora" y lo cierto es que no todas vamos a casarnos. Hay que tener un plan B, un proyecto propio que no dependa del compromiso que podamos armar con un hombre.

Conclusión:
Si dejamos de ser las "nuevas poderosas" seguramente ellos dejen de ser los "nuevos pobres" y oculten menos sus debilidades con mentiras, huidas y falta de compromiso.

Y los hombres ... ¿qué opinan de los resultados de la encuesta?

(Nota extraída de la revista Oh La Lá!, setiembre 2009)

domingo, 30 de agosto de 2009

Amor contingente


En 1929 la pareja de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir sella un especial compromiso, "el pacto incluía la transparencia: nos contaríamos todo lo que sucediese en nuestras vidas privadas, incluyendo los 'amores contingentes'¨.

Se le permitía a la pareja compartir el sexo y las pasiones intelectuales, contándose todo lo que les pasaba con otros amores, sin que ninguno de los dos tuviera derecho a los celos. Ese modelo de pareja exigía, por supuesto, que vivieran en casas separadas.

"Trabajaremos mucho, pero llevaremos apasionadas vidas de libertad". Estas palabras fueron dichas por Jean Paul a Simone, y así lo cumplieron. Entre ellos existió un grado de dependencia distinto al de parejas convencionales, pero la hubo.

Durante el lapso del primer contrato, que duró dos años, Simone era la relación privilegiada de Sartre, y viceversa: ambos tenían derecho a entrar en la vida del otro a cualquier hora del día y de la noche, y a conocer antes que nadie todo lo que el otro hiciera.


Estaba prohibido mentir. "La sinceridad es algo a lo que no puedo renunciar", anotó Sartre por entonces. Pero, a la vez, tenían la obligación de no preguntar. Se sobrentendía que los amores "circunstanciales" eran también fugaces y que ninguna pasión imprevista podría destruir el verdadero "amor esencial".
El pacto fue renovado muchas veces, aunque no hiciera falta. Desde el principio, su relación se caracterizó por la independencia, sentimental y sexual, de ambos: no se casaron, vivieron juntos sin compromiso y no tuvieron hijos.

Simone dijo «Hasta ahora, los hombres que me habían interesado eran de una especie diferente a la mía. Me era difícil comunicarme con ellos sin reservas. Sartre era el doble en quien reencontraba, llevadas a la incandescencia, todas mis manías. Con él podía, simplemente, compartirlo todo. Cuando lo conocí supe que nunca más saldría de mi vida»

El acuerdo se rompió de común acuerdo. En palabras de Beauvoir: «Revisamos nuestro pacto y abandonamos la idea de un contrato entre nosotros». ¿Por qué? Muy sencillo. La teoría y la práctica a menudo no sólo no convergen, sino que son totalmente antagónicas. Así, su unión se estrechó más de la cuenta y podía admitir breves separaciones, pero no largos viajes de cada uno en solitario.«No nos juramos fidelidad, pero éramos conscientes de ser la persona más importante para el otro».


¿Qué pensás sobre tener un amor "esencial" y otro/s amor/es contingente/s? ¿Aceptarías un "pacto" similar?

martes, 25 de agosto de 2009

Siete minutos

Siete minutos pueden pasar volando si nos interesa quien tenemos enfrente. Siete minutos pueden ser una eternidad si, por el contrario, no hay compatibilidad. Pero lo que es seguro es que siete minutos son suficientes para descubrir si entre dos personas hay química y quieren seguir conociéndose.

Según un estudio de la Universidad de Pensilvania, la mayoría de las personas eligen a su compañero en sólo tres segundos de haberse conocido. Otro estudio demuestra que en un encuentro entre un hombre y una mujer, el 45 % de las mujeres y el 22 % de los hombres toma la decisión en los primeros treinta segundos del primer encuentro.

"Un flechazo es un deslumbramiento, es decir, el primer paso del enamoramiento que luego puede dar lugar al amor o no. Es lo que se llama "amor a primera vista" que hace que una persona impacte a otra y se despierten los sentidos.
Las personas poseen una serie de sensaciones, impresiones, huellas mnémicas, una especie de matriz, de aspectos físicos y psíquicos ajenos que los pueden atraer. El primer vínculo que se forma con la madre, tanto para el hombre como para la mujer, es el modelo de toda relación afectiva y erótica futura. Esto se va enriqueciendo desde la infancia, con otras relaciones significativas y organiza características de las personas que nos pueden agradar. Cuando alguien coincide con esa tipología, surge "el flechazo".

Acá el trailer de la peli española que llegará este año a nuestro país



Y vos, ¿cuanto tiempo necesitás para enamorarte?

domingo, 16 de agosto de 2009

Desvelos de Cupido














Imaginemos la siguiente escena de un supuesto guión cinematográfico:


Sol, mar, playa solitaria ..., un hombre y una mujer.

El hombre. _ Estás muy callada. ¿Qué te pasa?
La mujer. _ Nada.
El hombre._ Vamos, contame.
La mujer._ No sé cómo explicártelo. (Breve pausa)
_ Me he propuesto abandonarte.
El hombre._ ¿Hay algún otro?
La mujer._ Sí.
El hombre._ ¿Estás segura de quererlo?
La mujer._ Sí.
El hombre._ ¿Más que a mí?
La mujer._ Me sería imposible seguir viviendo sin él.
El hombre._ (pasándole su brazo por la espalda).
_ Ok. Bárbaro.
La mujer._ ¿Cómo dijiste, por favor?
El hombre._ Dije "bárbaro" ... ¡Quedate con él!
La mujer._ ¿Te alegras?
El hombre._ ¿Por qué no habría de alegrarme?
La mujer._ Entonces ... ¿ya no me quieres?
El hombre._ Al contrario.
La mujer._ ¿Enserio, me quieres todavía?
El hombre._ Te quiero y, por eso, deseo verte feliz. ¿Acaso esperabas otra cosa?

Más tarde, cuando el productor lee ese guión y llega a este pasaje, agarra el teléfono y pide comunicarse urgente con su autor. Empieza preguntándole si ha perdido el juicio: evidentemente, usted ha intentado representar una escena de amor, le dice, pero tales escenas amorosas no ocurrn nunca en la vida real. Cuando son "auténticas", el hombre intenta partirle la cabeza a su mujer. Luego se va al auto, arranca reventando los neumáticos y maldice mil veces a su rival.

Sin embargo, el autor resiste a hacer modificaciones: el hombre realmente enamorado de su mujer, responde, se comporta así y nada más, pues el verdadero amor es, ante todo, abnegado.

Si el productor se prestara a seguir la polémica se pondría de manifiesto que existen, por fuerza, dos clases bien distintas de amor entre hombres y mujeres: uno condescendiente y otro vengativo, uno altruista y otro posesivo, uno donador y otro recipiente ...

¿Es cierto eso? ¿Existen dos formas diferentes de amor entre hombre y mujer, dos formas diametralmente opuestas por su misma esencia? ¿Hay un amor "verdadero" y otro "falso"?

domingo, 9 de agosto de 2009

Amados y Amantes














En el amor, no hay una sola posición (y no vamos a hablar del Kamasutra esta vez). En este caso hay personas que aman y otras que se dejan amar. Hay amados masculinos y amados femeninos. Hay amantes hombres y amantes mujeres. Ser amante o amado no tiene nada que ver con el estado civil, ni siquiera con la legalidad del vínculo. Es sólo un juego de roles.


Esther Feldman
(http://www.autores.org.ar/efeldman/) autora de la exitosa tira "Lalola" y colaboradora de "Los Exitosos Pells" vuelve a las librerías con "Amados y Amantes" y regresa así al universo sentimental para contarnos con humor y delicadeza implacable las historias más insólitas y realistas del mundo del corazón.

En este libro hay obsesivos que sólo buscan palabras de amor, farsantes que prometen mundos de fantasía, almas conmovedoras, historias tristes y finales felices. Hay subcategorías en el amor como el "amado demagógico" (es el hombre que te está diciendo todo el tiempo que sos la mejor, la más linda, la mujer perfecta y puede llegar a ser un gran inspirador para la vida. Ahora, lo que él obtiene en recompensa por tanto elogio es otro tema).
El "amante romántico" (en lo excesivo de las quince llamadas diarias y los mensajes de cupido), el "amante mimético" (que absorbe y replica los gustos de la pareja (hagamos todo de a dos y al mismo tiempo), el "amado psicópata" (hay una fantasía en el imaginario masculino y es que a las mujeres nos gusta sufrir, que preferimos al maltratador que al cariñoso, que nos encanta llorar por amor).


En el fondo, todas son historias que nos identifican en algo.
Porque todos fuimos, somos o seremos amados o amantes en alguna relación...

Ahora, decime la verdad: vos... ¿elegís ser amado o amante?

domingo, 2 de agosto de 2009

Desencuentros de género

Ahora que nosotras aceptamos las reglas, ellos se quejan de la inestabilidad sentimental, de la falta de compromiso y del vacío de las relaciones carnales casuales. Quieren amor del bueno, y nosotras también. Pero hay hombres que todavía no digieren la idea de que, como ellos, las mujeres también podemos “tener sexo con el equivocado mientras esperamos al indicado”.


Hace tiempo que escucho a los hombres repetir que “ya no hay mujeres”. Lo que no quedan son minas que aguanten el “gataflorismo”. Salís una vez, lo pasa bárbaro, dice te llamo…¡y no llama más!. Si vos tomás la iniciativa, sos una reventada o estás de liquidación. Lo de siempre. Todo esto es culpa de la histeria masculina. Pero finalmente cayeron en su propia trampa.


Prefiero creer que no hay culpables. Sí creo que hay personas que consideran y promueven la teoría de que las relaciones estables son una forma de esclavitud sentimental y física, donde la cama es la cárcel y la fidelidad un castigo.


En fin. Les dejo este vídeo de Seinfield que relata como nadie la crónica del eterno desencuentro contemporáneo.



sábado, 25 de julio de 2009

Cuando la amistad incluye el sexo

¿Quién no ha intentado tener sexo con un amigo o amiga sin involucrarse más allá de la cama?.
Ese tipo de relación se da con alguien de mucha confianza con quien tenemos onda y podemos acostarnos cada tanto sin ningún tipo de compromiso sentimental.

Pero está probado que a la corta o a la larga una de las partes se encariña de más y termina generándose expectivas que la otra parte no tiene. Y entonces la amistad, que en realidad no existió nunca sino como excusa, acaba. (esto último seguro que generará discusiones , porque en el post anterior para algunos sí existe "previamente" la amistad entre los dos)

También puede pasar
que después de tener sexo, ambos se den cuenta que no se llevan bien desde ese lugar (no hay química, no hay piel, se fueron las ganas) y en este caso todo vuelve a su estado inicial en la relación.

En definitiva, si después de lograr una amistad se incluye el sexo, uno pierde todo lo que estaba en juego: el sexo seguro, el afecto que bien o mal recibía, la ilusión.
Parecería que ... no se puede. Ni tomándoselo con humor.

¿Y a vos te pasó algo similar? ¿ en qué quedo la relación?


domingo, 19 de julio de 2009

La amistad ... ¿entre el hombre y la mujer?



Hay varios temas, diría fundamentales, que cautivan a la humanidad desde hace mucho tiempo... pero donde todos nos detenemos a pensar y debatir con mayor frecuencia, ya sea en casa o en el café con amigo/as es:

¿EXISTE LA AMISTAD ENTRE EL HOMBRE Y LA MUJER?

Así como en el reino animal machos y hembras se presumen y se seducen, el ser humano (del mismo reino), no tolera en su totalidad esta ley y argumenta que se puede limitar a este juego de la conquista con el sexo opuesto, interponiendo como regla, la amistad.

Muchos sostienen que no existe la amistad "plena" entre el hombre y la mujer, porque en el momento en que estos se ponen en contacto por primera vez, uno decide conciente o inconcientemente, su actitud en cuanto a la conducta seductora. En otras palabras, cuando a un varón le presentan una mujer (y yo agrego) y viceversa, lo primero que se le cruza por la cabeza es: "¿Para la cama o para el café?".

La respuesta a esa pregunta, que es completamente superficial, será el motivo del comportamiento del ser humano para establecer el contacto con el sexo opuesto. Si le atrajo la persona, sacará lo mejor de sí, elevará sus atributos y se comportará como todos los animales de su especie; con intenciones que poco y nada tienen que ver con la amistad. Si al contrario, no existió esa atracción, tendrá liberada su mente y actuará como siempre lo hizo con sus amigos del mismo sexo.


Otro punto es que la amistad se hace de a dos. Si uno de los individuos tiene una atracción hacia el otro, deja de ser amistad; porque mientras uno se brinda como amigo, la otra persona solo está interesada en conquistarlo, por lo que la química no es la misma. Inclusive algunos sostienen que si no pueden seducir a su pretendida/o, por lo menos quieren conservarlo como amigo: ¿Se siente lo mismo?


Desde el otro lado, los que creen en la amistad entre el hombre y la mujer, argumentan que es sencillo ver a la otra persona del sexo opuesto sin necesidad de conquistarla, porque "a una cierta edad" es más preciso "separar" las cosas. (coloqué comillas porque me intrigan esas expresiones) Un hombre o mujer en pareja estable (generalmente, se supone, o es lo más esperado) sabe controlarse en cuanto a la seducción, así como también aquellos que han priorizado la amistad por el valor eterno que tiene ésta.


Primera conclusión para tomar postura y seguir el debate:
Si hay atracción entre ambos: NO hay Amistad verdadera, esta clarísimo
Si no hay y/o hubo atracción entre ambos: Puede haber Amistad
verdadera (en el sentido de ser similar a la amistad entre dos personas del mismo género).

Parece ser un juego de nunca acabar, porque en cuestiones de sexo y de sentimientos no hay un punto determinante ni final.

domingo, 12 de julio de 2009

Una conversación sobre el deseo






Ale: “Todo deseo estancado es un veneno”

Facu: Siempre se ha dicho que hay que tener cuidado con lo que deseas, porque se hará realidad…

Ale: “No sé a dónde voy pero sé con quién voy. No sé dónde estoy pero sé que estoy aquí. No sé lo que soy pero sé cómo me siento. No sé lo que valgo pero sé no compararme. No sé cómo evitar los golpes pero sé cómo resistirlos. No sé cómo vencer pero sé cómo escapar. No sé lo que es el mundo pero sé que es mío. No sé lo que deseo pero sé que lo que deseo me desea.”

Facu: Me parecen unas frases inspiradoras sobre el tema del deseo. Ahora podemos preguntarnos, ¿Qué deseamos?

Andy: Deseo tener muchos deseos…..ah!, y que ese genio de la lámpara haga que se me cumpla uno cada día

Ale: Cuando las personas “siguen con perseverancia y paciencia sus metas, sin buscar la verdad, sino la autenticidad, lograrán lo que quieren”

Facu: ¿Cuántos egos tenemos?

Ale: “Somos una unidad con cuatro egos: El intelectual que trabaja con pensamientos, el ego emocional que trabaja con sentimientos, el ego sexual que trabaja con deseos, y el ego físico de acciones necesarias”, para quien es indispensable buscar su equilibrio…

Facu: Parece que somos como una mesa con cuatro patas…

Andy: Es cierto. Idea: buscar el equilibrio sería estar posado sin que ninguna sea más corta que las demás…. Todo el mundo sabe que le pasa a una mesa que tiene una “pata coja”

Ale: No. Se es lo que se es. ¿Trabajas en lo que te gusta? ¿Me gusta mi pareja? ¿Por qué estar empleando tu vida en algo que no te llena? Son preguntas que podemos hacernos…

Gaby: Hay tanta magia detrás de los deseos, cuando mas consciente estas y libre de ataduras, crece un poder, el poder de crear y hacer que las cosas que deseas en todos los aspectos vayan apareciendo en tu vida, eso es mágico.

Marian: Los deseos están relacionados con nuestro ego libidinal (sexual-creativo) Que por otra parte es el menos conocido de todos los egos, el más nebuloso, relacionado con hacer y crear…su objetivo es la satisfacción. Nuestra energía creativa se expresa a través del orgasmo y la procreación que es la misma que utilizamos para crear una empresa o cualquier otro proyecto.

Andy: Dice Henry Ford que “La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”. Si tienes un deseo, puedes preguntarte ¿qué puedo hacer para que se cumpla?

Facu: Es cierto lo que dice Ford, parece que en muchas ocasiones cuando aparece un problema miramos en otra dirección para ver si se resuelve solo…

Marian: Cuando un problema llama a nuestra puerta, lo mejor es salir y presentarnos frente al mismo. Ese sería el primer paso.

Lau: Pero… ¿nadie pone sus deseos? No lo entiendo, tal vez de tanto analizar la vida nos perdamos el vivirla. Mi mayor deseo es llegar a presenciar el salto evolutivo de la humanidad.

Facu: Tienes razón, cuesta expresar lo que uno desea. Será ¿por inconfesables? ¿Por falta de confianza? Creo que es muy importante expresar las intenciones, los proyectos, los sueños, las finalidades… dibujarlos, hablarlos, escribirlos. Todo ello los atrae a nuestra realidad. Podemos dejar aquí en esta charla algunos de ellos, y los otros, dejarlos en otro lugar más íntimo. Te sigo y voy a pedir un deseo: Subir algún día en una máquina del tiempo y viajar a un futuro muy, muy lejano… simplemente por curiosidad. Respecto a lo de “analizar la vida o vivirla”, a mí me parece que son dos cosas completamente compatibles… la una se beneficia de la otra.

Andrés: Muchas gracias por los consejos para todos… Me da la intuición de que eso de escribir y dibujar los deseos es lo mejor. Deseo besar una chica que me gusta, entre otras cosas más…

¿ Y vos, que hacés con tus deseos?

domingo, 5 de julio de 2009

Rechazos amorosos











Si de amor hablamos, todos hemos sido rechazados y hemos rechazado a otro/a alguna vez.
Dicen que el sentimiento de rechazo en un amor romántico puede ser realmente devastador, sí. La mayoría de la gente se recupera gradualmente de un rechazo amoroso y continúa adelante con su vida. Pero, sea como fuere, nunca olvidamos a quien se deshizo de nosotros.


Dolina, Gillespi y Schultz desarrollaron este tema en "La venganza será terrible" y plantean unas muy buenas soluciones para sobrellevarlo cuando nos toque. Cualquiera sea tu estado sentimental : soltero, en pareja, casado, amante, no dejes de escucharlo.


Que lo disfrutes !!!


http://rapidshare.com/files/251015820/dolina_Jul_2.wma

Sólo hagan click en el link y descárguenlo. El audio es de todo el programa y desde el minuto 3 al 53 hablan de este tema.


lunes, 29 de junio de 2009

Dialéctica sentimental

Es curioso que el amor, con su delicada complejidad, sus anécdotas difíciles, sus temerosos protagonistas y sus engaños reciclados, esconda, en su centro, una secreta e irreductible matemática. Porque así como una sinfonía puede ser despojada de todos sus clarinetes y violines, y ser reducida a una ingenua melodía para piano, el amor también puede ser, sin su adorno, un sencillísimo patrón binario:

a b a b a b

Mi amiga Marcela, por ejemplo, tuvo cuatro relaciones importantes a lo largo de su vida. La primera fue con un director de cine, con el que tuvo un vínculo intenso, macizo, absoluto. Se completaban de forma tan simétrica, que no podían vivir el uno sin el otro. No obstante, su amor era tan apasionado como sus peleas, y finalmente, luego de tres años de felicidad inestable y dolorosa, se separaron para siempre.


Luego de esa relación, Marcela se puso de novia con un profesor de matemáticas tranquilo y compañero que le trajo paz y estabilidad. Conoció por primera vez lo que era una rutina gratificante y reposada: iban juntos al cine, cenaban con amigos o hacían arreglos de la casa. Pero en el medio de tanta felicidad ocurrió una tragedia: Marcela se enamoró de otro.

El otro, según Marcela, era un escultor brillante. Con él floreció: estudió arte, conoció Europa y volvió a pintar (lo había dejado para dedicarse a la docencia). Fue una etapa muy productiva pero muy triste de su vida, porque si bien estaban muy enamorados, también vivían compitiendo. Él vivía haciéndola sentir menos, y ella, que en el fondo también creía que era inferior, no pudo dejarlo sino hasta que lo encontró con una alumna en la cama.

Luego de esa experiencia Marcela cambió para siempre. Colgó los pinceles y se cerró de manera serena y cerebral. Conoció a un ingeniero estricto y organizado que le ordenó la vida. Se enamoró y se casó a los seis meses, tuvo dos hijos, y ahora vive sin sobresaltos, cuidando a su familia.

Este ejemplo tiene, como única intención, ilustrar una obviedad: después de una relación “A” (el director de cine), sólo es posible una relación “B” (el profesor de matemática), al pasar mucho tiempo en la serenidad de una relación “B”, invariablemente buscamos una del tipo “A” (el escultor), que termina por empujarnos, heridas y desesperadas, a los brazos de una persona que nos sane, o una relación “B” (el ingeniero) .

Las relaciones “A” son las fundadoras del clisé de la media naranja, porque pudiéramos resumir la relación en un sólo sentimiento, sería justamente ese: el de haber sido completado por otra persona. Son, además, si se me permite el lugar común, puro fuego. Su amor tan intenso, tan perfecto, tan profundo, que emborracha. Es la perfecta sincronía del cariño mútuo. Es como el amor de las novelas, de los libros, del cine. Sin embargo, tanto amor tiene sus efectos colaterales: toda la pasión es también ira, toda la simetría es, a su vez, competencia, y toda la genialidad es, además, narcicismo. Las relaciones “A” son un agujero negro: una opulenta fuerza que absorbe y asfixia a los integrantes de la pareja.

Las relaciones “B”, por el contrario, son confortables y serenas. Iluminan a las personas como estrellas tibias que sanan, mejoran, que hacen bien. Son vínculos apacibles, considerados, duraderos que construyen matrimonios rutinarios pero sólidos, para toda la vida. Sin embargo, son, de manera simple y espontánea, vínculos incompletos. El otro miembro es, a lo sumo, un buen compañero, un gran padre o un cable a tierra, pero jamás un amor absoluto.

Para ilustrarlo mejor, voy a ensayar algunos símiles: las relaciones “A” podrían ser una exquisita torta de chocolate con ocho capas de dulce de leche y merengue italiano, y las “B” un sutil budín de limón o una torta de manzanas. O un auto de fórmula 1 y un compacto de dos puertas. O por qué no, un par de stilettos de taco aguja y unos mocasines de cuero legítimo.

El amor se mueve, entonces, sinuoso como una víbora indecisa. Quien elige a un “A” corre el riesgo de morir herido en una pelea y el que se casa con un “B”, de morir insatisfecho. Sin ir más lejos, es muy común escuchar a un hombre decir que si se volviera a casar, lo haría con una mujer tranquila y compañera que “no le rompa las pelotas” o a una mujer decir que su marido es buen padre y esposo, pero que le falta algo.

Siempre que una mujer abandona a un hombre del que está muy enamorada, sólo está dejando a un “A” que le hace daño; y cada vez que una mujer es infiel, en realidad está tratando de quedarse con lo mejor de ambos mundos: un hombre “B” que la cuide, y un “A” que la haga sentir perfecta. (Texto escrito por Carolina Aguirre)

lunes, 22 de junio de 2009

El viejo ... ¿mito?

¿Es cierto que la falta de sexo nos pone de malhumor? Cuatro etapas en la vida en que el sexo puede complicarse... y sus consecuencias. Opiná.

Junto con la liberación femenina y la masificación del psicoanálisis, los hombres crearon una figurita popular que hoy aparece en todos los chismes de pasillo: la "malco", una histérica que vive malhumorada a causa de la abstinencia sexual.

Tanto es así que, hoy en día, cualquier persona enojada es una "malco" potencial: una jefa estresada, una clienta que hace un escándalo en el supermercado, una profesora con el ceño fruncido, una madre agobiada o una moza que atiende quejosa. A todas les adjudican el mismo estigma: la falta de sexo.

14-18 años: No tener dónde

En la adolescencia, el gran estigma sexual no es la falta de experiencia, sino la de un lugar adecuado para concretar. Vivimos con la familia, no podemos entrar en un hotel alojamiento, y el dinero escaso limita el ingenio. El sexo, por decirlo de alguna manera, está cerquita, pero atrás de una muralla.

¿El resultado? Tensión, peleas y portazos con cualquiera que se interponga entre la cama y nosotras. Maestros, padres rígidos, patovicas... todos son el enemigo. Vivimos en una especie de excitación continua, molesta, pegajosa, que nos empuja a buscar paliativos para soportar la obligada castidad: horas de besos interminables, manitos en las piernas, llamadas por teléfono a toda hora, prolongados encierros con la música bien fuerte y cualquier tipo de contacto físico de contrabando, que haga más liviana la dieta sexual. Basta con ir a una plaza, a un boliche, a un local de fast food para ver adolescentes apilados, besándose hasta la asfixia, empujándose o tirándose encima de otros, como autos que viven calentando el motor pero nunca arrancan en serio. La situación es dura incluso para quienes consiguen concretar, porque las ganas no siempre coinciden con la oportunidad. Siempre hay una madre que vuelve antes de tiempo o un hermanito que golpea la puerta y pregunta qué estamos haciendo.

19-29 años: No tener con quién

No tener sexo a los 20 años es como dejar la canilla abierta. Un desperdicio total. En plena madurez sexual y sin compromisos, recién mudadas y con una colección de bombachas a estrenar, las solteras muchas veces nos vemos obligadas a quemar los sábados mirando series o hablando por teléfono con una amiga sobre los hombres que dijeron que iban a llamar, pero nunca lo hicieron. No es que el sexo sea la única felicidad posible, pero ante la falta de pareja estable, se transforma en un bien preciado de aparición incierta. Como la lluvia en el campo o un premio en la ruleta.

¿El resultado? Hay para todos los gustos, pero predomina la melancolía. Mucho jogging, charla con amigas, atracones de chocolates, exceso de comedias románticas, conversaciones estériles sobre relaciones pasadas, añoranza de viejos novios, repaso de fotos y cartas viejas. Algunas incluso viven para "envidiar" a las parejas estables: para ellas, todas son infelices, infieles o se van a separar en cualquier momento. Otras, en cambio, sólo histeriquean y fantasean. Piden que le presenten a alguien o anuncian que se van a abocar al sexo casual, pero cuando llega el momento de hacerlo, salen corriendo.

29-39 años: No tener cuándo

¡Por fin, con una pareja estable llega la provisión garantizada de sexo a granel! Ya no hay que salir a buscarlo como un indio recolector. Ahora está a dos manotazos, en la misma cama. Sin embargo, este gran momento de continuidad sexual garantizada es un paraíso de mentira. Los primeros hijos y el despegue de la carrera se interponen en la vida sexual.

¿El resultado? Sexo mecánico y esporádico. Estamos tan cansados de trabajar, llevar a los chicos al colegio, limpiar la casa, cumplir con la familia y, por qué no, realizar algún hobby, que a la hora del sexo, más de uno prefiere una pizza. De hecho, la fantasía número uno en parejas es poder dormir la siesta.

Pero eso no es todo. También hay paranoia y estrés, porque ni siquiera podemos relajarnos y vivirlo como una etapa más. Nos presionan las estadísticas, las teorías y los consejos que vienen como balazos para cuestionar esta impasse sexual. ¿La falta de sexo es un índice de malestar en la pareja? ¿Cuántas veces hay que hacerlo por semana para ser normal? ¿Es verdad que el tantra yoga garantiza ocho horas de sexo salvaje? ¡Si con mi marido lo hacemos en quince minutos, cuando los chicos duermen!

39-49 años: No tener cómo

La peor abstinencia de sexo no tiene que ver con la carencia, todo lo contrario. Como su nombre lo indica, el síndrome de la "malco" tiene mucho más que ver con la calidad que con la cantidad de encuentros sexuales. Un marido impotente, una relación aburrida y desgastada, una rutina agobiante, una pareja que ya no te gusta más o que ya no funciona, y tiene encuentros soporíferos que sólo sirven para ponernos de malhumor.

¿El resultado? Amargura, amargura, amargura: la persona está ahí y existe el contacto, pero algo está mal. Es como mirar unos zapatos con la cara aplastada en la vidriera. Incluso la soltería más abandónica es de impacto más suave en el carácter, porque la experiencia parece tan lejana que se vuelve casi de ficción.

Lo cierto es que sin que importe la edad, la abstinencia sexual es un espejismo. El sexo es un ejercicio que si bien no se olvida, se vuelve irreal y difuso con la distancia. Entonces, mientras más lo practiquemos, más ganas vendrán. En cambio, mientras menos sexo tengamos, más desidia, más olvido, más lejanía.

Es un poco como comer golosinas. Si no comés chocolate nunca, te olvidás del sabor y se apacigua el deseo. Si, en cambio, acabás de comerte un bombón, es posible que estés merodeando la caja durante todo el día. Ser una "malco", entonces, es como tener hambre. ¿Y quién no se pone fastidioso cuando el estómago cruje pidiendo un bocadito
?

domingo, 14 de junio de 2009

De a dos, ¿para qué?

(Entrevista a Sergio Sinay publicada por el diario La Vanguardia, de Barcelona; el 24 de febrero de 2005)

-El amor no existe.

-No me diga eso...
-Eso de que hay una gran nube que se llama amor y que si uno logra pasar por ahí abajo será tocado por una influencia mágica que le cambiará la vida me parece...



-¿Una estupidez?
-¡Sí!, como decir que el amor se crea a partir de las similitudes, encontrando el alma gemela. Se crea trabajando las diferencias que existen entre dos personas que se eligen para formar una pareja fecunda y trascendente.

-Suena a clase de filosofía...
-El paradigma amoroso que hemos creado ayudados por el cine, la literatura y las creencias sociales, esa idea de que todos estamos destinados a vivir un gran amor, ha generado mucho sufrimiento; hasta el punto de que hay gente convencida de que ha amado muchísimo porque ha sufrido mucho.

-Lo del sufrimiento por amor es un clásico.
-Hay que cambiar ese paradigma. Hay que empezar por entender que la construcción amorosa es un trabajo.

-¡Y dale con el trabajo...!
-Creemos que el trabajo es sudor y sufrimiento; ocho horas en una jaula con luz eléctrica, sin fumar y deseando largarte. La idea de trabajo está disociada de la idea de creación, de gozo. Amar es construir desde ahí.

-¿Pero qué quiere construir?, ¿por qué?, ¿para qué...?
-A ver, antes quiero aclararle una cosa: yo no creo que sea obligatorio tener una pareja. Pero hay que entender que estar en pareja no es un fin en sí mismo. Si decides estar con alguien, mejor trabajar para conseguir darle sentido y contenido a esa relación.

-Pero dos personas empiezan a ser pareja porque se han enamorado, no porque se amen.
-Sí, y quizá demasiado rápido, porque el enamoramiento es desconocimiento del otro, atracción e ilusión, y no siempre acaba en amor. El amor es conocimiento y aceptación del otro y requiere tiempo y ganas.


-Deme un punto de partida...
-Dos personas que aspiran a estar juntas deberían preguntarse: "¿Para qué quiero estar con el otro?"... No por qué, sino para qué, porque pedir pasión, comprensión y amor es pedir un abstracto. Si vamos preguntándonos sucesivos para qués, llegamos a una respuesta que no admite otro para qué.


-¿Por ejemplo?
-Para profundizar en la vida a través del amor. Luego viene la otra pregunta: "¿Cómo propongo que sea nuestra relación de manera que ese para qué sea posible?". Pero si no hay un para qué en común, olvídate del cómo, del qué necesito del otro, y del qué le ofrezco al otro; preguntas inevitables si quieres construir una relación con otro. Del mismo modo, si no hay combustible emocional, no tiene sentido plantearse la pregunta.

Yo creo que las parejas tienen un momento de estar juntos con mucho amor, cumplen alguna llamémosle misión, traer un hijo al mundo por ejemplo, y luego se termina. Separarse cuando ya no hay un camino para seguir juntos es una forma amorosa de liberar al otro y liberarse a uno mismo. Pero mucha gente elige vivir la pareja como una condena.

-Honestidad mientras dure.
-El amor es un acceso al otro y el permiso a ser accedido por otro, algo muy creativo que merece la pena recorrer con sentido. Si naciéramos solos en islas desiertas, no tendríamos nombre. El otro nos da identidad.

-¿Cuál es el peor enemigo del amor?
-El piloto automático. Dar al otro por sabido, por oído y por sentido. El fuego, la pasión, puede acabar, pero el calor de las brasas es el más placentero.

domingo, 7 de junio de 2009

El año próximo, a la misma hora

Juan y Doris son dos amantes ocasionales que después de un apasionado encuentro en una cabaña en Chapadmalal, deciden volver a verse una vez al año, a la misma hora y en el mismo lugar, durante los próximos treinta años.
Actualmente, Adrián Suar y Julieta Díaz protagonizan en el teatro esta obra hecha film en el año 1978 (con Alan Alda y Ellen Burstyn), y anteriormente también en versión teatral con Thelma Biral y Rodolfo Bebán.




Es una comedia romántica que habla de la infidelidad y del amor. Cada uno de ellos tienen su relación propia de pareja, pero hay algo que no los completa.
Más allá de que se encuentran como un hombre y una mujer, viven su propia historia de amor, estableciendo así un pacto lo más noble posible.
Ellos se encuentran en una cabaña, sin sus familias, sin sus hijos, sin su entorno, despojados. Hay algo de libertad de poder ser ellos mismos sin demostrarle nada a nadie. En treinta años, se ven 90 días. Y ellos lo sostienen en el tiempo. Se eligieron en la vida, se encontraron, se vieron, se entendieron. Verse los ayuda a reelegir a sus parejas.
La obra plantea algo más profundo que una historia de amor. En la vida, el hombre y la mujer si no tienen una zanahoria ... Y esa zanahoria existe en lo laboral, en la búsqueda personal, en el amor.

¿Qué pensás que te pasaría a vos?

sábado, 30 de mayo de 2009

La Cama















Texto de Ricardo Coler publicado en "La mujer de mi vida"

Si llegar a la madurez significa tener los pies sobre la tierra, mejor no maduremos nunca. Acostarse y dejar los talones en el aire permite que ocurran ciertas cuestiones imprescindibles. Para andar, aunque sin saber del todo qué es lo que se quiere, cortos de tiempo y reconocimiento, para aguantar a alguien todo el día, pagar las cuentas y sostener la carga de ser una persona, la verdad, dos piernas resultan bastante poco. Y por eso, la cama.

Aflojar los músculos y cambiar de perspectiva. Mirar para arriba y no para adelante que es donde más se nota lo que falta. En el plano horizontal, y siempre que la tele esté apagada, el pensamiento se destraba y sale de ronda. Entonces anhela y protesta y sufre y celebra.

Estando en esa posición se recibe la vida y se espera la muerte. A la cama se va urgido por el deseo y de la cama cuesta levantarse cuando no se tiene ninguno. Un lugar donde olvidarse de todo y quedarse dormido, pero también un sitio para que los recuerdos no te dejen en paz ni siquiera en sueños. Una cama puede ser una fiesta, un punto de encuentro, el territorio para hacer una tregua y posponer para después lo que no se pudo arreglar antes. De la misma forma, puede ser un espacio que se deja vacío de tal manera que las presencias difícilmente superen las ausencias.
Crecemos y crece el tamaño de nuestra cama. A veces en su interior se acumula una sustancia cuyo consumo nos hace creer que sólo allí, sobre el colchón, se rinde el examen de la felicidad absoluta.

La dama que está jugada a ser la mujer de la vida de alguien se levanta de la cama, se va y deja al otro insomne. Las que no se toman ese papel tan a pecho puede que disfruten, además de la cama, también de la mesa de desayuno. Pensándolo bien, si renunciamos en algo a que sean las mujeres de nuestras vidas, quizás exista la oportunidad de encontrar en ellas al amor de nuestras vidas.

Pero, en definitiva: ¿cuál es el lugar más importante de la cama? Sin duda, entre la sábana de arriba y la de abajo donde, con la excusa de dormir, hacemos lo imposible por conservar nuestros sueños.

¿Y para vos, cuál es el lugar que ocupa?