lunes, 26 de enero de 2009

¿La monogamia ya fue?

En una época en la que la monogamia sufre disparos de todos lados, en su última película Woody Allen relata la aventura amorosa de un trío, que comparte cama y convivencia. Que dice la ciencia.



Vicky Cristina Barcelona Trailer

Esposa, amante, novia, ex. Todas ellas se conocen entre sí y además, sin que existan situaciones conflictivas a la vista.

¿Es esto posible? Al parecer, sí lo es.

Según la revista
New Scientist, los polienamorados o "poli" son los grupos familiares en lo que sus miembros están comprometidos afectivamente con varios amantes al mismo tiempo. Aquí, se conforman parejas abiertas en las cuales esposos, amantes e hijos se conocen y hasta comparten momentos juntos.

Meg Barrer, profesora en psicología de la Universidad de South Bank, en Londres advierte que "el porcentaje de infidelidad en las parejas monógamas es de un 70 por ciento. Sin duda, esto demuestra que sentir atracción por más de una persona a la vez es lo habitual".

Es este el argumento de los grupos polienamorados, quienes conforman parejas en las que si bien existen ciertas reglas pre establecidas por sus propios miembros, también es posible tener otras relaciones paralelas, lo cual además, es bien recibido.

A todo esto, psicólogos y biólogos evolutivos, lo consideran como una oportunidad de ver qué pasa cuando la gente deja de suprimir sus deseos y se abre a la posibilidad de tener compañeros múltiples y así, abandonar la monogamia.

Sus defensores aseguran que este tipo de relaciones abiertas, pero comprometidas, podrían ser una manera de superar cuestiones de infidelidades. Es que los "poli" están liberados del peso de votos matrimoniales mientras que, a su vez, son fieles a sus convicciones sin necesidad de usar la mentira, parte más dolorosa de todo engaño.

Sin embargo, y en parte, gracias a la forma vincular posesiva aprendida en la cultura occidental, no todos somos capaces de mantener este tipo de relaciones.

Pero, según las evidencias, hay muestras de que las parejas de los polienamorados pueden permanecen juntas igual cantidad de tiempo que la de los monógamos.

En un estudio publicado por la revista
Electronic Journal of Human Sexuality, la psiquiatra norteamericana Elaine Cook analizó las siete parejas que estuvieron casadas durante más de diez años con compañeros extras durante casi todo el tiempo que duró la relación.

La especialista observó que la mayoría ellas mencionaron al amor o a la conexión como una razón para continuar juntos, lo cual contrasta con los monógamos, quienes señalaron factores externos -religión o familia- como motivo principal para seguir juntos.

Entonces, más allá de que esta opción todavía es minoritaria, ya se convirtió en una atractiva alternativa de la monogamia. Si es bueno o malo para la sociedad, aún no se sabe.

¿Honestidad brutal? Puede que sí. Lo cierto es que hasta hoy, no muchos se animarían a practicarla.


¿Te animás?

miércoles, 21 de enero de 2009

Lo dice bien clarito


Alma y Mike sobre estar enamorado:
Alma
-¿Estás enamorado de mí?

Mike
-¿Eh?
¿Cómo puedo saber eso?

Alma
-Sabes que estás enamorado de una persona cuando le hablas durante, como mínimo, veinte minutos por día en tu cabeza.

("Be Kind Rewind" - Michel Gondry)


viernes, 16 de enero de 2009

Sólo por hoy

Tradicionalmente, la mujer se vio expuesta a ciertos cánones machistas en donde el sexo casual era sólo "cosa de hombres". Hoy, existe un cambio de mentalidad que hace que cada vez sean más las que se animan. ¿Te animás?

Más allá de que a muchas no les interesa tener sexo por el sólo hecho de disfrutar de un momento, descargar energías o tener ganas de hacerlo y ya, hoy en día, las mujeres ya no son juzgadas si deciden consumarlo libremente. Ni por ellas mismas, ni por los demás.


Hasta hace algunos años, la mujer no era bien considerada por la sociedad si asumía públicamente su placer en el sexo más allá del encuadre formal. En cambio, en estos tiempos, además de reivindicar su placer sexual, las féminas eligen cómo y cuándo querer hacerlo, lo cual además, no siempre tiene por qué significar un compromiso posterior. "Antes me daba culpa el tener relaciones con alguien y no verlo más", confiesa Ana Paula, de 33 años. "Después de algunos fracasos y noviazgos largos, aprendí a dejarme llevar, divertirme y decidir si quiero o no estar con esa persona más allá de un encuentro sexual.

Creo que también se puede disfrutar del momento, más allá de lo que pasará o no después", aclara.
Es que compartir una noche de cama con alguien -aunque sea esporádico- para muchos está relacionado a una unión sentimental. Ciertas veces, las parejas se conocen, se gustan y tienen sexo como parte de un compromiso sentimental, que puede llegar a ser rechazado por uno de los dos protagonistas. Es ahí cuando, por lo general, empiezan los problemas de fluidez comunicativa entre ellos. ¿Por qué?

Porque aún hoy, mientras que algunos asumen que un encuentro sexual significa un paso importante hacia una unión de pareja, otros, en cambio, lo viven como algo natural de dos que se gustan. Ni más, ni menos. Si estos encuentros generan más encuentros y el sentimiento se va afianzando por parte de ambos, bienvenido sea. Pero si ocurre, que uno de ellos siente que por haber tenido sexo, la relación debe continuar sí o sí, mientras que el otro no pretende más que eso o maneja diferentes tiempos; todo puede confundirse dando lugar a la famosa huida de uno de los protagonistas o el juego del gato y el ratón.

Lo increíble es que caducó la teoría de que el gato es la mujer, mientras que el ratón escurridizo se encarna en la figura masculina. También son ellas las que deciden y pueden disfrutar del sexo y huir del compromiso sin que eso implique decepcionar al otro. Pero para ello, es importante que haya sinceridad; llegar a un acuerdo sobre lo que ambos quieren y esperan del otro para que nadie salga dañado.


Claro que también es posible "pisar el palito" y enamorarse cuando menos se lo espere. Es allí, cuando se dará lugar a otra fase, la decisión de pasar a un compromiso real, más allá del sexo. Será cuestión de tiempos individuales, y conocimiento mutuo. Sin presiones de ningún tipo.


¿Necesitás un grado mínimo de compromiso para tener sexo? ¿Si alguien te dice que no quiere una relación seria, tratás de convencerlo/a sutilmente para que cambie su parecer? o ¿Te alejás inmediatamente por miedo a sufrir?



martes, 13 de enero de 2009

Historia de mujeres infieles

A findel de año pasado salió la antología "Historias de mujeres infieles" a cargo de Santiago Llach y Natalia Moret, bajo el sello Emecé, en la que tengo un texto que se llama "Cuestión de fe", que intenta ser un catálogo sobre mujeres infieles y empieza así:

"Según el horóscopo, sólo hay doce tipos de personas. Todos los gritones irascibles, por ejemplo, son de Aries; las personas tranquilas e inseguras, en cambio, son de Libra. Los que hablan mucho de sí mismos, se miran al espejo a cada rato y hacen ostentaciones banales son de Leo, y los que además de ostentar son vengativos nacieron en la casa de Escorpio. Pero además de este catálogo de personalidades, la astrología propone también doce destinos: doce panoramas laborales, doce estados de salud, doce situaciones de pareja y doce sorpresas para el fin de semana. Cuando una mujer se sienta a leer el horóscopo, puede saber, por ejemplo, que los de Aries van a engordar hasta el lunes que viene mientras que los de Capricornio permanecerán inapetentes.

Si esto es cierto, si el mundo no es más que la repetición de los mismos patrones de gente, las personas únicas, entonces, no existen. Las mujeres inolvidables serían un invento de las canciones de amor y cada uno de nosotros se encuadraría en la repetición de estereotipos tan cerrados como los signos del zodíaco.

Sin embargo, aún desestimando los astros, podemos llegar, por otro camino, a la misma conclusión. Si nos tomáramos el trabajo de examinar a todas las personas que conocimos en la vida, desde nuestros abuelos hasta nuestros primeros compañeros de juego, descubriríamos que toda la variedad del género humano se repite como una monótona guirnalda de muñequitos de papel: que un amigo del barrio es igual al inventor de la ensalada César, a un jugador de fútbol brasilero, y a un actor de reparto en una serie de televisión. Y que no son parecidos porque tengan la misma nariz, sino porque comparten el mismo mapa de obsesiones y una infancia en común. A lo sumo los alejan algunos sueños anecdóticos o un par de ideas. En lo demás, son un mismo animalito compelido a las mismas rutinas.

Pero esta similitud es, para algunos, inaceptable y dolorosa. Porque cuando alguien realiza una acción extraordinaria piensa que es único. Que sólo él es capaz de amar de esa manera tan intensa, o contraer la peor enfermedad de todas. Las mujeres infieles, por ejemplo, se sienten únicas al realizar su infidelidad, penosamente únicas o jubilosamente únicas o culposamente únicas. Pero en realidad, como todo lo que existe en el universo, también pueden ser catalogadas; quizás no sólo mediante arquetipos, sino también a partir de ejemplos que los ilustren...."

Cecilia Pavón (Teoría posmarxista de la infelicidad), Magalí Etchebarne (Furia contra la máquina), Sara Gallardo (Un secreto, Némesis y Palermo), Romina Paula (Si llegás a faltar un verano), Amalia Jamilis (Los veranos falsos), Rosario Beltrán Núñez (El regalo de Caraí), Mónica Müller (Observaciones científicas sobre cuatro modelos de infidelidad en la hembra humana), Adriana Battu (Cero culpa), Florencia Monfort (French 2208), Silvina Bullrich (El tercero en discordia), Ana María Shua (La caída), Hebe Uhart (¿Cuándo vuelvo?), Carolina Aguirre (Cuestión de fe), Silvina Ocampo (La casa de azúcar)

Articulo publicado en http://bestiaria.blogspot.com/

lunes, 5 de enero de 2009

Confesión de almohada














Quisiera compartir mis lágrimas contigo
sentarme una vez más a conversar
aunque crea que mis palabras se las llevará el viento
aunque crea que nunca vas a cambiar.

Quisiera que hablásemos de lo que quisimos
de ese hombre perfecto, de esa mujer ideal
y recordemos por qué fue diferente lo que vivimos
que no te quede ni una mentira, que te cuente por fin mi verdad.

Quisiera que dejásemos por un instante nuestros egos
y esta competencia de quién hiere más...

Quisiera decirte que con todo, te quiero
para mi bien o para mi mal
acariciarte tiernamente el cabello
y con tus ojos volver a jugar.

Quisiera, muchas cosas quisiera
recostada en esta almohada que mis sueños ha de soportar
para que en mi pecho duela menos
y mi mente no se acuerde que te he de olvidar.

Fuente http://confesionesdetrasdeunvelo.blogspot.com/