lunes, 29 de diciembre de 2008

Cábalas y tradiciones para esperar el Año Nuevo

Dicen que a los 10 años el ser humano comienza a evidenciar un pensamiento cabalístico...

Hay cábalas para todos los gustos y, aunque muchos digan que es una tontería, llegadas las 12, más de alguien come 12 uvas o se pone a subir y bajar escaleras .


Te cuento algunas cábalas divertidas para que elijas la tuya !



- Usar ropa interior amarilla la noche de fin de año, para asegurar
felicidad y buenos momentos. Mejor usarla por el revés y cambiarla al derecho después de medianoche.

- Si se sale a la calle, tratar que la primera persona que se vea sea joven,
ya que mientras menor sea, mayor será la felicidad.

- Repetir en voz alta o mentalmente la frase "Voy a ser feliz este año" junto a los doce campanadas.

- Encender velas de colores: las azules traen la paz; las amarillas,
abundancia; las rojas, pasión; las verdes, salud; las blancas, claridad, y las naranjas, inteligencia.

-Lavarse las manos con champaña y azúcar: para tener dinero. A las 12 de la
noche, se meten las manos a una fuente con azúcar. Luego se lavan con champaña.

-Quemar al muñeco "viejo": para desprenderse de las cosas malas del año que termina. Es necesario hacer un muñeco con la ropa vieja. Si se quiere, se le puede poner en el bolsillo una lista con todas las cosas malas del año que quieren eliminarse. A medianoche se lo prende fuego.

- Poner un anillo de oro en la copa de champaña con la que se hará el
brindis: te asegurarás que no falte el dinero (ojo con tragártelo!).

- Sentarse y volverse a parar con cada una de las doce campanadas: trae
matrimonio. - Recibir el año nuevo con dinero dentro de los zapatos: trae prosperidad económica.

- Para tener mucha ropa nueva: la noche del 31 debes usar la ropa interior al revés.

- La tradición de las 12 uvas: en el sitio que ocupa cada comensal se coloca previamente un pequeño frutero con 12 uvas y, de acuerdo con el ritual, se debe comer una uva por cada una de las 12 campanadas del reloj. Idealmente seis verdes y seis moradas. De esta forma, los anhelos y aspiraciones se hacen realidad...

Como sea, la idea es que disfrutemos la fiesta de un nuevo ciclo que comienza.

¿Y vos tenés tu cábala para darle la bienvenida al 2009?


domingo, 21 de diciembre de 2008

Deseo

















"El deseo nos saca de nosotros mismos, nos desubica, nos dispara y proyecta, nos vuelve excesivos, hace que vivamos en la improvisación, el desorden y el capricho, máximas expresiones de la libertad llevada al paroxismo. El deseo reivindica la vida, el placer, la autorrealización, la libertad.

Unos planifican su vida, mientras que otros la viven al ritmo que les marca el deseo. El deseo de vivir y de hacerlo a su manera. Por eso sus autobiografías son más descriptivas que explicativas, pues sus vidas no tanto se deben a los resultados u objetivos cumplidos, sino al sentido inherente al mismo proceso de vivir. Y este proceso, de uno u otro modo, lo establece siempre el deseo.

Bien entendido que el deseo no es una voz oscura, confusa y estúpida, sino que - en una persona madura - es luminosa, clara e inteligente. Las emociones están en la base de los deseos y de la inteligencia se dice que es emocional. Visto de este modo, el deseo se convierte en el portavoz de uno mismo".

Eduard Punset,
"El alma está en el cerebro"


Te
deseo que termines el año brindando por los buenos momentos y por todos los que vas a encarar.

Y que en esta navidad no dejes de pedir ese "especial, único y secreto" deseo que aún no llegó. ¿Tenés el tuyo, no?

¡FELICIDADES!


miércoles, 17 de diciembre de 2008

Verbos mayores


Según Freud hay dos verbos problemáticos en la vida:

"amar" y "trabajar".

¿Hay algún verbo que te quite el sueño?


jueves, 11 de diciembre de 2008

No sé, me importa un pito















No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.


Oliverio Girondo.-

¿Será que todos sienten lo mismo, y no nos enteramos? ¿O es sólo un deseo femenino de que sea cierto?

martes, 9 de diciembre de 2008

Infidelidad sin sexo, ¿es adulterio?


Según el diccionario, no lo es. Aunque hay quienes sienten el engaño con mucho menos que eso. ¿Será hora de redefinir el significado de la palabra?

La Real Academia define al adulterio como el "ayuntamiento carnal voluntario entre una persona casada y otra de distinto sexo que no sea su cónyuge".

Pasando por alto las palabras "casada" y "distinto sexo", que no es el tema que hoy ocupará estas líneas, detengámonos en "ayuntamiento". Si tenemos en cuenta este último vocablo, el engaño se produciría solamente si existiese el coito.

Sin embargo, muchos ven como traición cosas que a simple vista podrían parecer inofensivas. Ejemplo: que tu pareja se sienta visualmente atraído/a por algún transeúnte que camine en posición opuesta a la nuestra. Puede que sea exagerado sí, pero los celos, poco saben de eso.

Otros, consideran que besarse con alguien ajeno a la relación poco tiene que ver con meter cuernos. Para este sector, también quedan excluidos de la terminología adúltera el sexo virtual que no calificaría como infidelidad.

¿Será así o ya es hora de redefinir la palabra adulterio?

Hace algunas semanas una amiga en una fiesta contó abiertamente que desde hacía algún tiempo, cuando salía sin su novio, solía besarse con otros. "Obviamente que no lo considero un engaño, es un juego, y se que tengo un límite. Justamente es ese: el beso y algún que otro abrazo", comentó divertida.

Eso mismo abrió un mini debate entre quienes la escuchábamos atentamente y el grupo se dividió en dos: las que estaban de acuerdo con ella y las que antagónicamente, pensaban que sí era un tipo de engaño al igual que la infidelidad mental.

¿Infidelidad mental? ¿Qué es eso? Así es, hay personas que se sienten traicionadas por el sólo hecho de saber o imaginar que sus amores desean o piensan en otros.

Si bien estamos en una era en donde las parejas se animan a tener fantasías eróticas que incluyen a un tercero, muchos se sienten furiosos y frustrados, al saber que se los deja afuera hasta de un pensamiento.

Todo dependerá del nivel de celos e inseguridades de cada uno. Las personas muy posesivas consideran que cualquier relación que involucre intimidad –no solo física- de su amado/a con otras personas es traición.

La sexóloga Amy Levine, opina que "tanto hombres como mujeres pueden sostener affaires

Seguramente si se carece de una buena comunicación de a dos, se buscará en otros lo que escasea en casa. Claro que siempre está la opción de hablar de lo que sucede, o bien tomar distancia y convertirse en seres libres que puedan vivir abiertamente sus necesidades emocionales y/o platónicas con terceros, y así evitar el engaño.

Pero hay una palabra que es la más importante: "honestidad". Y cualquier relación amorosa a espaldas de una pareja, involucre o no actividad sexual, es infidelidad.
Generalmente existe una necesidad de conectarse con otro desde lo emocional, llegando esto a ser algunas veces más importante que tener sexo. Es por eso que pocos lo califican de infidelidad".

¿Creés que el engaño mental existe? ¿Si te enteraras que tu pareja sólo besó a otro/a, la
perdonarías?


jueves, 4 de diciembre de 2008

Peor para el sol (J. Sabina)

















¿Qué adelantas sabiendo mi nombre?,

cada noche tengo uno distinto,

y siguiendo la voz del instinto me lanzo a buscar...

Imagino, preciosa, que un hombre.

Algo más, un amante discreto
que se atreva a
perderme el respeto
¿no quieres probar?

Vivo justo detrás de la esquina

no me acuerdo si tengo marido

si me quitas con arte el vestido
te invito a champan.

Le solté al barman mil de propina

apuré la cerveza de un sorbo

acertó el que el templo del morbo
le puso a este bar.

Peor para el sol
que se mete a las siete
en
la cuna del mar a roncar,

mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.


Al llegar al portal nos buscamos
como dos estudiantes en celo,
un piso antes del séptimo cielo se abrió el ascensor.

Nos sirvió para el último gramo

el cristal de su foto de boda

no faltó ni el desfile de moda de ropa interior.

En mi casa no hay nada prohibido
pero no vayas a enamorarte
con el alba tendrás que marcharte
para no volver.

Olvidando que me has conocido,
que una vez estuviste en mi cama,
hay caprichos de amor que una dama no debe tener.

Es mejor, le pedí, que te calles,
no me gusta invertir en quimeras,
me han traído hasta aquí tus caderas no tu corazón.

Y después, para qué más detalles,

ya sabéis, copas, risas, excesos
como van a caber tantos besos
en una canción.

Volví al bar a la noche siguiente
a brindar con su silla vacía,
me pedí una cerveza bien fría
y entonces no se...
...si soñé o era suya la ardiente voz
que me iba diciendo al oído,

me moría de ganas, querido,
de verte otra vez.

martes, 2 de diciembre de 2008

Esa tontería llamada amor

CALOR


Uno de los más bellos relatos que conozco se titula La casa de las bellas durmientesy fue escrito por el japonés Yasunari Kawabata.
En él se nos habla de una casa secreta, suerte de monasterio sexual o claustro de la fantasía, donde ancianos clientes van a pasar la noche con jóvenes narcotizadas. Estos hombres en decadencia no acuden a la casa en busca de sexo, sino para caldearse con la cercanía de esos bellos cuerpos desvanecidos… El sueño profundo y artificial en el que están sumidas sus compañeros de lecho, garantiza la discreción y pone a salvo a los clientes del ridículo que sentirían, tal vez, al sentirse observados por ellas en sus infructuosos escarceos. Ellos juegan un rato con esos apacibles contornos femeninos y luego se duermen, apoyados por somníferos que forman parte, también, de los servicios de la casa…


Un viejo proverbio dice que una persona te ama no cuando quiere acostarse contigo, sino cuando quiere dormir contigo.


Como dice Eguchi, el protagonista de “La casa de las bellas durmientes“, en determinados momentos todo el amor se puede trasmitir con calor y contacto físico. No es necesario nada mas…


El experimento más famoso acerca de la necesidad que tenemos de calor y contacto físico lo realizó Harry Harlow en la Universidad de Wisconsin, en los años cincuenta.
Él sabia que mucha gente opina que el apego que sienten los bebes por su madre se suele explicar por el hecho de que esta satisface su necesidad de alimento. Pero Harlow opinaba que la razón principal era otra. Así que ideo un ingenioso experimento confeccionando dos madres sustitutivas para bebes monos. Una de ellas, “la madre de trapo”, resultaba suave al tacto e irradiaba calor. La otra madre era similar en todo (por ejemplo, ambas tenían mamas), pero estaba hecha de malla de alambre y no producía el gusto por el contacto.
En sus investigaciones, Harlow descubrió que la inmensa mayoría de los monos preferían a la mama de trapo. Como promedio, pasaban dieciocho horas al día abrazándose a ella.


Pero la verdadera sorpresa consistía en que los resultados fueron casi iguales para el grupo que solo podía conseguir leche de la madre de alambre: también ellos pasaban la mayor parte del día pegados a la madre de trapo.


Los bebes monos no aman por estar hambrientos sino que, mas bien, están hambrientos de amor.


Se cuenta en la Biblia la historia del anciano rey desfalleciente a quien, para devolverlo a la vida, hacían dormir con una muchacha núbil… Y se cuenta así: “Era ya viejo el rey David, entrado en años, y por mas que le cubrían de ropas no podía entrar en calor. Dijéronle entonces sus servidores: “que busquen para mi señor , el rey, una joven virgen que le cuide y le sirva; durmiendo en su seno, el rey, mi señor, entrara en calor”. Buscaron por toda la tierra de Isrel una joven hermosa, y hallaron a Abisaq, sunamita, y la trajeron el rey. Era esta joven muy hermosa, y cuidaba al rey y le servía, pero el rey no la conoció“.

Lo dicho: que a partir de determinada edad volvemos a ser como niños y buscamos, sobre todo, el calor y el contacto físico.
O quizás nunca dejamos de ser niños y buscar eso. Pero disimulamos.