miércoles, 22 de abril de 2009

Facebook y la industria del ansiolítico

Quiero decir que no lo soporto más. No por los compañeritos de colegio que después de 11 años dicen, así como así, hola, qué es de tu vida, y como yo no sé cómo resumir 11 años de mi vida en cinco líneas contesto, todo bien, ¿y vos?, cuando en realidad no me interesa saber absolutamente nada de tu vida, sino te habría llamado al menos para el décimo aniversario de la fiesta de egresados. Tampoco por los desconocidos que te perrean cuando cambiás esa foto medio insulsa y ponés una con musculosa, la piel bronceada y la cara de estoy en la playa pasándola bien, y escriben mensajes del tipo, qué linda foto, ¿dónde es?, y a vos te da una paja universal contestar porque después de entrar al facebook del desconocido te das cuenta que es el típico que hace comentarios así en TODAS las fotos de todas las chicas que tiene en sus contactos. Tampoco por eso de que alguien te chatee y te diga, ¿ché, quién es Ricardito?, y vos digas, ni idea quién es Ricardito, y ese alguien te acose con un ¿¿¿cómo que no sabés si lo tenés en tu facebook???¿¿¿vos aceptás a desconocidos??? Y te sientas algo así como ultrajada por la invasión de amigos desconocidos que ahora saben tus movimientos, y quizás los siguen. A esto voy, y voy a decir por qué facebook se convirtió en arma acredentadora de neurosis agudas: antes, cuando el mail era lo más avanzado para flirtear con alguien sin correr demasiados riesgos, había excusas. Quiero decir: si el filito en cuestión no te respondía cuando le tirabas una ondita para ir a tomar algo, vos pensabas "bueno, por ahí no vio los mails, por ahí se le cayó internet, por ahí se fue de viaje a Calamuchita, por ahí decidió desintoxicarse de las herramientas cibernéticas, por ahí me ama y todavía no se dio cuenta". Hoy, en tiempos en los que el control se ejerce desde el enter y el mouse, le mandás un mail, y pasa una hora, dos, tres, varias horas, un día. Y entonces lo hacés: entrás a su facebook y te das cuenta de que actualizó cuatro veces su frase, que se hizo amigo de 20 minas en musculosa y piel bronceada y que encima, estaba tan al pedo, que dejó un comment en una wall que dice: Che, pablito, vayamos a tomar unas birras por ahí que estoy aburrido. Y entonces ahí te das cuenta de que no necesitabas saber nada de nada de nada. No quiero saber más nada de nada de nada, ¿ok?

Post extraído de http://www.criticadigital.com/levante/

Sugerencia: Alquilate "Simplemente no te quiere" ...por si te confundió lo anterior ;)

lunes, 13 de abril de 2009

Guia de las nuevas relaciones III

6- Taza, taza…
Cada uno tiene la llave del idilio... que es la de su propia casa. Lo visitás, él te va a ver, miran tele en el departamento con el sillón más cómodo y tienen sexo en la cama donde mejor se acomodan. Pero dormir juntos... ¡nunca! “Este tipo de vínculo es ideal para personalidades a las que les cuesta ceder o temerosas del otro. Los seduce la idea de tener un lugar propio donde acurrucar sus manías, de no acordar decisiones domésticas y de mantener cierta independencia”, explica Martínez.
Al no haber convivencia, no se conoce el mal humor del otro al despertarse o sus ronquidos. “Pero ciertas parejas, en algún momento, sienten la necesidad de vivir algo más real. En ese caso, si los dos son muy celosos de sus espacios, pueden probar quedándose sólo algunos días a dormir con el otro y no hacer una mudanza o una venta de alguno de los departamentos de forma abrupta. Además, si no hay cerca un plan de tener hijos, relacionarse así es una buena manera de potenciar el placer al máximo. ¿Si funciona? No hay fórmulas. Sólo hay que seguir con esa ‘rutina antirutina’ en la medida en que las dos partes se sientan a gusto”, agrega Martínez.


7- Relaciones a distancia
Supongamos que durante las vacaciones conociste a un chico extranjero y te enamoraste, pero él tuvo que regresar a su país. También puede ser que tu novio haya aceptado un puesto temporal en otra provincia... ¡o continente!
Hasta no hace mucho, cualquiera de estas dos situaciones implicaba una despedida desgarradora en Ezeiza y el punto final de la relación en cuanto el avión despegaba. Hoy en día, con todos los recursos tecnológicos a nuestra disposición, la posibilidad de un romance a la distancia no resulta tan de ciencia ficción.
“En parejas acostumbradas al contacto diario, que tenían una vida en común, la necesidad de verse es mayor. Y aunque se extrañan, se necesitan y notan el cambio, muchas logran hacer que la relación sobreviva, porque ya estaban consolidadas”, explica la licenciada Martínez. Pero, por otro lado, ¿alguien puede resistirse a la adrenalina de un reencuentro que empieza con el glam y el romanticismo de un aeropuerto y continúa con una semana sin salir del dormitorio? “El volver a verse y a tocarse se vive de una forma muy intensa y mantiene una ilusión constante en la pareja. Además, con la distancia no se sufre el desgaste de la rutina”, explica Kadar.
Pero, claro, también existe el riesgo de que la relación se enfríe, de discutir para acordar a quién le toca viajar esta vez, o de desconfiar de la fidelidad del otro. ¿Cómo se sobrevive frente a todo esto? No es un milagro. Según Kadar, “para mantener el interés y encontrarle sentido a la relación a distancia necesitás saber que existe la posibilidad concreta de, en un futuro, vivir en la misma ciudad. De esta manera, podés hacer proyectos para cuando llegue ese momento. Hay que esforzarse y viajar para verse, mantener una comunicación constante (¡con webcam hasta se puede tener sexo virtual!) y demostrar que se lucha por la pareja. Pero si no hay fecha de retorno, todo se vuelve más complicado”. ¿Lo mejor? Asegurate de que tu amor tenga pasaje de vuelta.


Ahora sí tenes todas las variantes de las nuevas relaciones.

¿Con cuál te quedás?

jueves, 9 de abril de 2009

Guía de las nuevas relaciones II


2- Amigos privilegiados
Pensabas que esa idea de los “amigos con derecho a roce” era una pavada propia de las novelas adolescentes, hasta que una noche miraste bien a tu mejor amigo (digamos que también lo besaste, ejem...). ¿Qué pasó? Ahí descubriste que, en realidad, era una muuuy buena idea. Este tipo de vínculo no se ve amenazado por las instancias menos idílicas de una relación tradicional, como pueden ser la rutina y las escenas de celos. ¿Cuáles son los beneficios? No se trata de un touch and go, sino de alguien que te conoce y te quiere. Pero, claro, hay un riesgo: enamorarse.
“El sexo con un amigo siempre es un terreno delicado”, advierte Pugliese. “Hay afecto y también hay una sinergia sexual (por eso van a la cama); frente a este combo, es difícil que una de las dos partes no termine más involucrada. Saber transitar la línea delgada que separa el sexo del amor es fundamental”. Si no tenés bien claro esto, podés navegar en aguas turbulentas.

3- Algo más que colegas
A tu oficina sólo le falta una cama y no porque vayas a hacerlo ahí con él (¿o sí?), sino porque prácticamente vivís entre esas cuatro paredes. Por eso, no es tan raro que siempre termines enganchada con un compañero de trabajo.
“La afinidad intelectual y los mismos intereses compartidos también impactan en el plano afectivo. Por eso, un alto porcentaje de relaciones se inician en este ámbito”, explica la psiquiatra Andrea Kadar. ¿La ventaja de este tipo de relación? El tiempo compartido, la afinidad y las redes sociales que se establecen. “Lo no tan bueno es que las dificultades laborales puedan afectar emocionalmente a la pareja, o viceversa”, analiza Kadar.


4- Sin los tuyos… ni los míos
Este tipo de parejas jamás (pero nunca, en serio) mezclan a padres, suegros, amigos, hermanos o primos en su historia. El vínculo es exclusivo de los dos. Pueden tener muchos desacuerdos, salvo uno: no existe la frase “te presento a mi mamá” o “¿vamos al cine con los chicos?”.
“Hoy en día existe un gran número de relaciones en estas condiciones: evaden el entorno del otro para evitar roces y compromisos. Y, lógico, como hay menos personajes en danza, hay menos conflictos. Lo que no se tiene en cuenta es que el amor no es exclusivamente de uno a uno: existen más personas detrás de él o de ella”, agrega Kadar.
Según Martínez, “en general, las personalidades más inseguras se embarcan en estas relaciones, porque dudan de cuál es su lugar en la vida del otro. Creen que si entra en escena la mamá o el mejor amigo de su pareja, ellas quedarán excluidas. Pero no es así: cada uno tiene su propio rol y espacio” .


¿Seguís pensando en que modelo está tu relación? Esperá, esperá, que faltan tres mas todavía ...

martes, 7 de abril de 2009

Guía de las nuevas relaciones

Vía e-mail, abiertas, en casas separadas... Ya no se trata de amar y punto. Conocé las últimas tendencias a la hora de formar pareja.

A veces hay que darle un giro a la relación, ¿no?
Se conocieron en un baile de carnaval, estuvieron de novios cinco años y, cuando los dos se recibieron, finalmente se casaron.
Seamos sinceras: la historia de amor de tus papás puede resultarte encantadora... pero no tenés ni media intención de imitarla. Obvio: tus prioridades son diferentes.
Además, reconozcamos que para el amor no hay fórmulas únicas ni recetas familiares que pasen de generación en generación. Por eso, cada vez son más las chicas que eligen nuevas modalidades de pareja, totalmente adaptadas a sus necesidades y preferencias. Hoy te presento una de las 7 modalidades que surgieron.
Leé y descubrí sus ventajas... y riesgos.



1- Relaciones de fin de semana
Somos chicas muy ocupadas. Llegamos a casa a la noche con cien gramos de jamón crudo en una bolsa (¿alguien tiene fuerzas para cenar otra cosa que no sea un sándwich?) y con un humor acorde a nuestro cansancio. Nuestro chico tampoco se muere de ganas de jugar al gran gourmet... y no hablamos sólo de lo gastronómico.

Aunque la convivencia suele ser considerada un síntoma de progreso en el amor y en la intimidad, llegar a casa agotadas para encontrarnos con otra persona que está igual que nosotras no es un panorama muy romántico que digamos.
Por eso es que las relaciones de fin de semana, por más modernas o desaprensivas que te parezcan, resultaron para muchas “la” solución.

¿De qué hablamos? De ver a tu chico sólo desde el viernes a la noche hasta el lunes a la mañana (o el domingo a la noche). El resto de los días podés dedicarte a trabajar full time, pasar tiempo con tus amigos, hacer gimnasia, ir de shopping, estudiar japonés o mirar Los exitosos Pells en pijama. Además, después de cinco días sin verse (¡ni tocarse!) podés imaginarte cómo son los reencuentros...
“Este tipo de opciones funciona bien en las parejas que aún no tienen hijos”, observa la psicoanalista Iris Pugliese, codirectora del Centro Psicoanalítico Argentino.
“Si la libido está puesta en el progreso laboral y no en armar una familia, las visitas de fin de semana son una opción. Habría que ver qué pasa si en algún momento una de las dos partes quiere tener hijos”.
Mientras, la relación no tiene desperdicio y es puro placer. “El encuentro se produce en un tiempo y espacio favorecedores, porque el finde es ‘el momento’ para darse los gustos: salidas, trasnoches, viajecitos, fiaca. Eso sí, te queda un casillero vacío: no sabés cómo se vincularían si la rutina y las cuestiones domésticas los envolvieran”, explica la psicóloga Claudia Martínez, directora del Centro Psicológico Asistencial.


¿Lo adoptás este modelo?