
En 1929 la pareja de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir sella un especial compromiso, "el pacto incluía la transparencia: nos contaríamos todo lo que sucediese en nuestras vidas privadas, incluyendo los 'amores contingentes'¨.
Se le permitía a la pareja compartir el sexo y las pasiones intelectuales, contándose todo lo que les pasaba con otros amores, sin que ninguno de los dos tuviera derecho a los celos. Ese modelo de pareja exigía, por supuesto, que vivieran en casas separadas.
"Trabajaremos mucho, pero llevaremos apasionadas vidas de libertad". Estas palabras fueron dichas por Jean Paul a Simone, y así lo cumplieron. Entre ellos existió un grado de dependencia distinto al de parejas convencionales, pero la hubo.
Durante el lapso del primer contrato, que duró dos años, Simone era la relación privilegiada de Sartre, y viceversa: ambos tenían derecho a entrar en la vida del otro a cualquier hora del día y de la noche, y a conocer antes que nadie todo lo que el otro hiciera.
Estaba prohibido mentir. "La sinceridad es algo a lo que no puedo renunciar", anotó Sartre por entonces. Pero, a la vez, tenían la obligación de no preguntar. Se sobrentendía que los amores "circunstanciales" eran también fugaces y que ninguna pasión imprevista podría destruir el verdadero "amor esencial".
El pacto fue renovado muchas veces, aunque no hiciera falta. Desde el principio, su relación se caracterizó por la independencia, sentimental y sexual, de ambos: no se casaron, vivieron juntos sin compromiso y no tuvieron hijos.
Simone dijo «Hasta ahora, los hombres que me habían interesado eran de una especie diferente a la mía. Me era difícil comunicarme con ellos sin reservas. Sartre era el doble en quien reencontraba, llevadas a la incandescencia, todas mis manías. Con él podía, simplemente, compartirlo todo. Cuando lo conocí supe que nunca más saldría de mi vida»
El acuerdo se rompió de común acuerdo. En palabras de Beauvoir: «Revisamos nuestro pacto y abandonamos la idea de un contrato entre nosotros». ¿Por qué? Muy sencillo. La teoría y la práctica a menudo no sólo no convergen, sino que son totalmente antagónicas. Así, su unión se estrechó más de la cuenta y podía admitir breves separaciones, pero no largos viajes de cada uno en solitario.«No nos juramos fidelidad, pero éramos conscientes de ser la persona más importante para el otro».
¿Qué pensás sobre tener un amor "esencial" y otro/s amor/es contingente/s? ¿Aceptarías un "pacto" similar?