jueves, 9 de abril de 2009

Guía de las nuevas relaciones II


2- Amigos privilegiados
Pensabas que esa idea de los “amigos con derecho a roce” era una pavada propia de las novelas adolescentes, hasta que una noche miraste bien a tu mejor amigo (digamos que también lo besaste, ejem...). ¿Qué pasó? Ahí descubriste que, en realidad, era una muuuy buena idea. Este tipo de vínculo no se ve amenazado por las instancias menos idílicas de una relación tradicional, como pueden ser la rutina y las escenas de celos. ¿Cuáles son los beneficios? No se trata de un touch and go, sino de alguien que te conoce y te quiere. Pero, claro, hay un riesgo: enamorarse.
“El sexo con un amigo siempre es un terreno delicado”, advierte Pugliese. “Hay afecto y también hay una sinergia sexual (por eso van a la cama); frente a este combo, es difícil que una de las dos partes no termine más involucrada. Saber transitar la línea delgada que separa el sexo del amor es fundamental”. Si no tenés bien claro esto, podés navegar en aguas turbulentas.

3- Algo más que colegas
A tu oficina sólo le falta una cama y no porque vayas a hacerlo ahí con él (¿o sí?), sino porque prácticamente vivís entre esas cuatro paredes. Por eso, no es tan raro que siempre termines enganchada con un compañero de trabajo.
“La afinidad intelectual y los mismos intereses compartidos también impactan en el plano afectivo. Por eso, un alto porcentaje de relaciones se inician en este ámbito”, explica la psiquiatra Andrea Kadar. ¿La ventaja de este tipo de relación? El tiempo compartido, la afinidad y las redes sociales que se establecen. “Lo no tan bueno es que las dificultades laborales puedan afectar emocionalmente a la pareja, o viceversa”, analiza Kadar.


4- Sin los tuyos… ni los míos
Este tipo de parejas jamás (pero nunca, en serio) mezclan a padres, suegros, amigos, hermanos o primos en su historia. El vínculo es exclusivo de los dos. Pueden tener muchos desacuerdos, salvo uno: no existe la frase “te presento a mi mamá” o “¿vamos al cine con los chicos?”.
“Hoy en día existe un gran número de relaciones en estas condiciones: evaden el entorno del otro para evitar roces y compromisos. Y, lógico, como hay menos personajes en danza, hay menos conflictos. Lo que no se tiene en cuenta es que el amor no es exclusivamente de uno a uno: existen más personas detrás de él o de ella”, agrega Kadar.
Según Martínez, “en general, las personalidades más inseguras se embarcan en estas relaciones, porque dudan de cuál es su lugar en la vida del otro. Creen que si entra en escena la mamá o el mejor amigo de su pareja, ellas quedarán excluidas. Pero no es así: cada uno tiene su propio rol y espacio” .


¿Seguís pensando en que modelo está tu relación? Esperá, esperá, que faltan tres mas todavía ...

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